Proyecto BIO es un taller artístico itinerante de Educación Ambiental que apuesta a promover en la sociedad la búsqueda de un mundo con mejor calidad de vida.

Obras de arte con temáticas ambientales y el dialogo con el artista se combinan en un ejercicio interactivo y didáctico, con el objetivo de promover en niños, jóvenes y adultos una cultura de conciencia y convivencia con la Naturaleza.



lunes, 23 de abril de 2018

IBERÁ, una explosión de energía y color




¿Quién dice que no se puede?
¿Dónde está escrito que un Yacaré no puede ser rojo?...

Con estas preguntas Gonzalo Alvarez nos invita a observar su nueva obra IBERÁ,  una explosión de colores, figuras y formas donde las reglas no existen.
Gonzalo nos dice sobre IBERÁ: “La imaginación y las emociones de los niños jamás se frustran. Los niños pueden pintar con mil colores sus dibujos si es necesario y los adultos debemos respetar su libertad, sus espacios y sus tiempos...”



Esta nueva obra nos propone respetar el imaginario de los chicos, a reflexionar como padres - educadores si estamos a la altura para aceptar los procesos de creación infinita de nuestros hijos, esos que nacen desde lo más puro de su alma.

Como los protagonistas de IBERÁ, Los niños nos observan...

El Yacaré nos invita a observarlo entre tantos colores, a ver más allá… 

¿Qué nos está transmitiendo? 

¿Quizá nos invita a  recuperar el disfrute? 

¿A recuperar las raíces lúdicas? 

¿Y a través de la experiencia infantil a comprender el juego por medio del arte…? 

¿O quizá a ver el mundo de un modo  particularmente nuevo?

Los niños nos ven…somos su modelo a seguir. Y como adultos somos responsables de una nueva forma de comunicación, para guiar y que puedan crecer con respeto canalizando en las actividades que aman. 

¿Entendemos sus procesos? 

¿Cómo actuamos como padres y como docentes formadores?

¿Estamos como educadores viendo lo más profundo del camino que un niño debe realizar?

IBERÁ nos hace reflexionar si respetamos los tiempos y las ideas de los niños, esos que son "sus tiempos”…  sus tiempos de juegos, de creación. Ese mundo donde todo es posible! 

¿Les damos las alas para que confíen en esos procesos? 

¿Dejamos que tan solo sea un niño? 

¿Y si todo se sale de control somos pacientes? 

¿Dejamos que sea quién es?

El artista a través de la conducta emocional pone a disposición una nueva forma de lenguaje vincular, Gonzalo los sorprende! Sorprende a los niños manteniendo una comunicación respetuosa de la esencia de los chicos, respetando ese mundo. Los integra, los escucha, pone el eje en la participación del niño, en la importancia del juego libre, porque en el arte, como en IBERÁ no hay reglas. 

Sorprende a los niños, a los docentes y padres! Porque en sus charlas y talleres Gonzalo logra estar presente al detalle, capta la esencia de un niño, conectándose desde su esencia que es su niñito interior que está vivo! Con un lenguaje simple les da la libertad de crear como se les da la gana!

IBERÁ simplemente es el reflejo de la interacción que el artista viene haciendo durante tanto tiempo y  sorprende porque con facilidad logra conectarse con ese mundo y a ese juego.

Invita a los docentes a copiar esa nueva forma de comunicación, a reflexionar que no pueden reemplazar a la familia pero sí, en esas horas, en las aulas pueden darle a los niños las herramientas necesarias para aprender con amor y respeto. Tomar consciencia que es algo serio.

Invita a hacer propio esa forma, a contribuir entre todos en un nuevo modelo vincular. Una nueva visión del niño, de la infancia, de la familia, de la sociedad, de la escuela y de la educación, es una tarea que requiere esfuerzo, estamos para lograr que los niños sean felices. Todos los niños, los  que tienen lo esencial y aquellos que cada tanto vale reparar y pensar como desde ese rol docente se pueden cubrir esas necesidades.

Y a preguntarse: ¿Por qué somos educadores?

El artista nos dice: “Mi esperanza es ésta, fortalecer y cuidar la inocencia del niño todas las veces que sean necesarias.  Soy un yacaré rojo, naranja y anaranjado, con verde, celeste y azul...Y estoy aquí para darte mi abrazo todas las veces que necesites...Y haré todo lo necesario para que te sientas feliz y con alegría...Mis colores están para eso...”

Y afirma: "Educar sin prisa, interactuar, darse el gusto de escucharlos para ver  los resultadosAcompañar y  comprender  los procesos de aprendizaje de los niños sin cohibirlos es nuestra responsabilidad. Sus bondades y sus inocencias los amparan..."

La obra nos abre la puerta a reflexionar sobre aquello que no podemos prescindir como padres o educadores…Y que es respetar  la inocencia y  mantener una actitud de apertura hacia los niños.

¿Nosotros asumiremos esa responsabilidad?

IBERÁ desborda de energía, está llena de frescura,  la misma propia de los niños y cada uno de sus protagonistas nos dice algo: el Tapir, el Jabirú, el Carpincho… Este humedal el segundo más grande de Sudamérica, es una de las principales reservas de agua dulce del mundo,  y alberga a su representante por excelencia “El Yacaré” y  especies con un frágil estado de conservación, como el Ciervo de los pantanos. 

Esta zona fue declarada en 1983 como Reserva Natural del Iberá, y en estos días  el Senado de la Nación aprobó el proyecto de Ley de la creación del Parque Nacional Iberá a los fines de proteger uno de los ecosistemas más importantes del país y de esta forma garantiza su biodiversidad.

En IBERÁ los niños se conectan, se vuelven cocreadores a través de las historias, de las experiencias de los talleres, de los dibujos y colores que durante todos estos años acompañaron al PROYECTO BIO y su creador.  IBERÁ tiende a dar el ejemplo a mostrar a los adultos que si se puede dejar felices a los niños, escuchándolos, sembrando una nueva confianza a través de un liderazgo natural, desde un nuevo rol dejando SER.

Respetar la vida, respetar los procesos, crear nuevas pautas de convivencia en nuestra sociedad.  Una nueva visión de transformación, ese es el nuevo camino.

¿Estaremos a su altura?

                                                            
                                                                    Texto: Sandra E. Romero
                                                                    Fotografía: Franco Lihue