Proyecto BIO es un taller artístico itinerante de Educación Ambiental que apuesta a promover en la sociedad la búsqueda de un mundo con mejor calidad de vida.

Obras de arte con temáticas ambientales y el dialogo con el artista se combinan en un ejercicio interactivo y didáctico, con el objetivo de promover en niños, jóvenes y adultos una cultura de conciencia y convivencia con la Naturaleza.



martes, 20 de septiembre de 2011

El artista que enseña con la ecología

Nota de la periodista Carla Báez para el diario Clarín, acerca de la historia y el trabajo del artista plástico Gonzalo Álvarez.


Gonzalo Álvarez se acercó al arte desde la infancia. Lleva adelante el Proyecto Bio, con el apoyo de Unicef. Orientado a los chicos, busca que aprendan la importancia del medio ambiente a través de la pintura y la lectura.

Todo comenzó a los seis años, cuando Gonzalo Álvarez salía de su escuela (la Número 1 de Moreno) y cruzaba a la feria de enfrente, donde sus papás tenían una pollería. “Me sentía un niño con poderes, porque hacía un dibujo y se lo cambiaba a Don Fernández, el dueño de la fiambrería de la feria, por un sándwich para la merienda”, cuenta este joven que creció en Moreno y en Haedo, y pasó algunos años de su vida en Córdoba (desde 7° grado hasta los 18).

“También me volvía loco por las galletitas con formas de animales y sus confites de colores que venían en esas latas cuadradas de chapa”, agrega Gonzalo, ya instalado en la Capital Federal, a punto de recibirse de arquitecto, y con una trayectoria artística impecable para sus 37 años.

Su abuela fue la que apuntaló su potencial y apoyó su vocación por el arte. “Me llevaron a mi primer profesor de arte –recuerda Gonzalo-. A partir de allí, los martes pasaron a ser los días más lindos de mi vida. Tenía compañeros mucho más grandes, pero yo lo disfrutaba”.


Ese fue el comienzo de una historia dedicada a la pintura, cuyo fruto más rico se cristalizó en el Proyecto Bio, del que Gonzalo es mentor y ya lleva años con el apoyo de Unicef; Fundación Vida Silvestre; Fundación Cultural Argentino Japonesa, además de varios organismos gubernamentales.

Se trata de una iniciativa que el artista comparte con niños, de entre cuatro y 18 años, de escuelas, hogares, clubes o distintas entidades. Su objetivo es variado: que los chicos puedan expresarse, dejando de lado la realidad que los aqueja, y a través de un trabajo de concientización ambiental, aprendan la importancia de cuidar los recursos naturales, los animales y las plantas.

“Mi deseo como artista –asegura- es proteger a la naturaleza en su totalidad y esplendor. Por eso quiero transmitirle a los chicos el amor por el medio ambiente, a través de la introspección y la invitación al diálogo, que se logra con las obras y el arte como disparadores”.


En total, las obras de Gonzalo usadas para este proyecto son 15, tienen un tamaño de 2 x 2 metros promedio y no se comercializan; sólo se utilizan para los talleres que ofrece en Proyecto Bio.

Esos cuadros no sólo están llenos de color, sino de un tremendo significado. Como “Amazonia”, por ejemplo, que dentro de su sentido abstracto, refleja la importancia de la mayor reserva selvática del mundo y las amenazas constantes que recibe el área por las podas indiscriminadas, entre otros factores.

“Primero hago una introducción de las obras. Llevo algunas, de acuerdo a la edad de los niños con los que tenga que trabajar. Ellos me dicen qué es lo que ven, me dan su devolución. Las obras los hacen reflexionar sobre diversos temas y hasta los docentes se emocionan de las cosas que salen”.


Las actividades también tienen lectura de cuentos y la realización de una pintura por parte de cada alumno. “Pero además de la concientización, la idea de este trabajo es que los chicos recuperen valores, aprendan a compartir y vuelvan a herramientas fundamentales como un diccionario; como les pasa cuando ven la obra con los huemules y no saben qué significa ‘huemul’. Así se enteran que es un animal nacional, del que sólo quedan 400 ejemplares”, destaca Gonzalo con entusiasmo.

No es para menos: Proyecto Bio ya recorrió muchas escuelas de la Argentina y sembró su semilla en más de 12.000 chicos.


Hacer el bien sin mirar a quién (fragmento nota diario Clarín)